Ya es hora profesores y directores

Alejandro Contreras

Por Alejandro Contreras, coordinador de Educación y Proyectos, Lic. Educación. Profesor de Inglés y Bachiller en Cs. Económicas. Daem Purén (@halacontreras)

Al crecer, nos convertimos en el resultado rígido de la herencia de nuestra familia y profesores, y ya con 20 años, terminamos perteneciendo a un tipo de religión, equipo deportivo y corriente política. Desde luego, ya elegimos una carrera convencional. El error ha sido que nunca advertimos que el gran propósito de la educación no es para homologar a su población, si no para enriquecernos en la heterogeneidad de su poco aceptada diversidad.

A pesar de que la investigación continúa, casi nadie parece advertir en las aulas los más de 15 años de avances en neurociencia y los más de tres de aprendizaje personalizado. Por el contrario y para nuestro desaliento, quienes escogen ser profesores, insisten los más arriesgados en que el modelo de inteligencias múltiples de 1988 es el más apropiado.

El problema yace en que no tenemos educación para la vida, ya que se niegan con morboso silencio la necesidad de abordar los tabúes que existen en nuestra propia provincia. Son nuestros profesores, aquellos que trabajan escasos ocho meses al año, que se cierran a realizar clases con celulares, cámaras fotográficas y tablets, porque 100 razones se interponen en el camino.

Para que un joven a los 20 años rebose de felicidad y gratitud, porque encontró la razón por la que nació: nosotros los profesores debemos entender que complementamos la educación, que no la monopolizamos y ni somos más los sacerdotes del pueblo. Hoy trabajamos con psicólogos, enfermeras, fonoaudiólogos y asistentes sociales, pero que nos queda abrirnos a los artistas, ingenieros y youtubers.

Ed Catmull, MoisesNaim y Eric Jensen, podrían ser hasta pilotos de guerra o cantantes, pero menos escritores famosos con publicaciones recientes que empujen el quehacer pedagógico diario en nuestras aulas. Hablar de innovación y creatividad se volvió el cliché de los profesores que enseñan con cuaderno y lápiz grafito. El mundo clama por líderes jóvenes sensatos, ingenieros y científicos.

No obstante y en resumen, lograremos en este 2020, niños réplica de sus profesores nacidos en los años 80, con el recuerdo que cambiamos la tiza blanca por el plumón como el gran salto tecnológico. Lamentablemente por muchos de nosotros, profesores, tendremos los adultos este 2030 que aún no resuelven los problemas de terrorismo, salud, minorías y libertad, porque nunca hablamos de ellas hoy en nuestras aulas.

 

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