Por María Alejandra Vallejos, educadora diferencial, psicopedagoga y licenciada en Educación, jefa de la carrera de Técnico en Educación Especial del Centro de Formación Técnica Santo Tomás Temuco.
Inclusión, diversidad, necesidades educativas y discapacidad son conceptos que han guiado mi trayectoria como educadora, desde los primeros pasos en la enseñanza preescolar hasta mi actual posición en la educación superior.
Hoy, independientemente del nivel educativo, ser docente implica un enorme desafío y privilegio al acompañar el desarrollo personal y profesional de los estudiantes. En este contexto, me gustaría reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos al trabajar con estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) o Condición del Espectro Autista (CEA), término adoptado en Chile y otros países.
Tras la promulgación de la ley 21.545 ha puesto en relieve la importancia de garantizar la igualdad de oportunidades y la inclusión social para las personas con TEA, eliminando cualquier forma de discriminación. En este sentido, es crucial destacar el compromiso de instituciones como Santo Tomás en abrir oportunidades para todos sus estudiantes, independientemente de su condición.
Trabajar con un estudiante con TEA representa tanto un desafío como una oportunidad de aprendizaje para toda la comunidad educativa. Desde mi experiencia como educadora diferencial y psicopedagoga, es fundamental respetar los tiempos y opiniones del estudiante, adaptar las estrategias de aprendizaje y brindar un ambiente inclusivo que valore cada paso en su desarrollo.
En educación superior no cabe duda es un tremendo desafío, Santo Tomás en sus tres instituciones, CFT, IP, Universidad, declara en sus sellos valóricos la Inclusión, por lo que abre las puertas a todo quien se quiera desarrollar no importando su condición, brindando el apoyo bajo sus políticas de enseñanza aprendizaje.
Creo que debemos seguir creciendo y proporcionando acceso a oportunidades, donde el estudiante sea el real protagonista de su propio desarrollo, generando evaluaciones formativas y no punitivas, así también creer en el potencial de cada estudiante, sin limitar su crecimiento por su diagnóstico.
En mi rol como jefa de carrera de Técnicos en Educación Especial en Santo Tomás Temuco, estoy comprometida en colaborar en la formación profesionales competentes no solo en lo técnico, sino también en el desarrollo de habilidades personales, en fin, que estos futuros profesionales de la educación puedan dejar una huella positiva en el desarrollo y aprendizaje de un niños, joven o adulto con quienes trabajen a futuro.
A pesar de los desafíos que enfrentamos, estamos creando conciencia y avanzando hacia una educación más inclusiva y equitativa. Es un camino que debemos recorrer juntos, con la convicción de que cada paso nos acerca a un futuro más inclusivo y respetuoso de la diversidad.