Por Gonzalo Véjar Paz, Antropólogo.
En tiempos de elecciones no todo es la búsqueda ansiosa de votos, la elaborada estrategia y la táctica bien implementada, sino que también es preciso hacerse a un lado del camino, realizar pequeñas pausas reflexivas y observar atentamente la actual situación de la actividad política.
Desde las campañas en tiempos de los gobiernos transicionales que vengo escuchando que para tener éxitos electorales – y sobre todo para proyectarlos – se requería de un estrecho trabajo con el mundo social, crear y consolidar medios de comunicación y otras plataformas de influencia cultural (vistos como instrumentos de hegemonía que permitiesen enfrentar diversas formas de presión fáctica), además de “repolitizar” los partidos políticos, debido a su burocratización, aburguesamiento y excesivo pragmatismo.
Ahora, luego de la Concertación y en el contexto de la Nueva Mayoría, estas observaciones se mantienen intactas, ya que poco se ha hecho para pasar del discurso a la acción.
Seguimos al debe y peor aún, el desprestigio y las malas prácticas han generado un dramático quiebre con nuestros vecinos, golpeándonos cotidianamente la cruenta realidad de la desconfianza y el distanciamiento de una ciudadanía agobiada y cansada de una política no dada a la transformación, que se fue paulatinamente vaciando de sentido. Si a ello agregamos la configuración de una subjetividad y valores referidos a un individualismo posesivo y consumo voraz, en desmedro de relaciones basadas en la solidaridad y colaboración, el cóctel es aún más amargo.
Posterior a la campaña, hay que sacar a la pizarra a aquellos que están hablando sobre la necesidad de llevar a cabo “una nueva política”. Veamos si finalizado el rito electoral continúan con los mismos ímpetus de cambio, ya que no sólo alcanza con enunciar una serie de aspiraciones temáticas y de propuestas, sino que es preciso construir la fuerza política y la base social y cultural que hagan posible esas transformaciones. En definitiva, acumulación de fuerzas y politización de lo social.
Toda la verdad necesitamos un cambio urgente