Primavera y Salud Mental: ¿Cómo afecta el cambio de estación?

Por Karoline Muñoz Vargas, jefa de la carrera de Psicología de la UST sede Temuco.

Es habitual escuchar que con los cambios estacionales tienden a aparecer algunas patologías que afectan la Salud Mental de las personas, tanto así, que se vincula la llegada de la primavera con la descompensación de algunos trastornos del estado del ánimo y el aumento de conductas suicidas.

En algunos casos se postula la idea que el cambio en la luminosidad de los días afectaría mecanismos biológicos del cerebro vinculados a sustancias como la melatonina, impactando en la regulación del estado anímico. En este sentido, el cambio estacional a días más cálidos y soleados nos invita a aumentar el nivel de actividad, a compartir con otras personas, a utilizar espacios de interacción al aire libre, lo que nos permitiría experimentar emociones positivas como la alegría.

En el caso de las personas con trastornos del estado del ánimo, al darse cuenta que con el cambio estacional no logran subir su ánimo, sentirse mejor o disfrutar de las actividades como lo hacen otras personas, tienden a descompensarse y sentirse con mayor angustia.

De alguna manera, con la llegada de la primavera se les hace más evidente su estado anímico y en el caso de personas con depresión severa, el aumento de la luz sería el impulso para realizar conductas suicidas.

En el contexto clínico, los episodios depresivos son uno de los problemas que observamos con mayor frecuencia y constituyen una de las de las principales causas de las conductas suicidas en nuestro país. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las tasas de suicidio han aumentado en 60% en los últimos años, constituyéndose en la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.

De acuerdo con lo anterior, el suicidio es un problema de salud pública grave, que pareciera tener relación con el cambio estacional, pero que debe ser entendido como un fenómeno complejo, dinámico y multicausal. Desde esta mirada es que debemos pensar en prevenir conductas suicidas a través de intervenciones interdisciplinarias oportunas, que consideren el entorno cercano e inmediato de la persona, quienes resultan primordiales en el apoyo y la detección precoz de cualquier cuadro depresivo. En este sentido, las señales a las que debemos prestar atención son: irritabilidad, estado de ánimo bajo, falta de energía, retraimiento de las actividades usuales, dificultad para mantener o conciliar el sueño, cambios en el peso, entre otros.

Para las personas que cuentan con un diagnóstico de trastorno del estado de ánimo, es relevante mantener un adecuado tratamiento y estar atentos a cualquier cambio o empeoramiento en la sintomatología.

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