
Dos de los cuatro gasoductos reventados en septiembre pasado pertenecían al Nord Stream 1, que habían estado proporcionando a Alemania y gran parte de Europa occidental gas natural ruso barato durante más de una decenio.
Buzos de la Marina que operaban bajo la cobertura de un ejercicio de la OTAN en el verano pasado, colocaron los explosivos de activación remota que tres meses después destruyeron tres de los cuatro oleoductos Nord Stream, según acaba de publicar el veterano periodista Seymour Hersh, ganador del Pulitzer por su reportaje sobre la matanza de My Lai, Vietnam, perpetrada por soldados estadounidenses en 1968.
La operación se llevó a cabo en secreto en aguas poco profundas del Mar Báltico, cerca de la isla danesa de Bornholm y con la colaboración de Noruega, gran productor de gas que podía tener “intereses” en una operación que “le permitiría vender mucho más de su propio gas natural a Europa”, afirma el periodista.
Dos de los cuatro gasoductos reventados en septiembre pasado pertenecían al Nord Stream 1, que habían estado proporcionando a Alemania y gran parte de Europa occidental gas natural ruso barato durante más de una decenio, los otros dos eran los del Nord Stream 2, cuya construcción se había completado en septiembre de 2021 pero que aún no estaba operativo; si se hubiera activado, habría duplicado la cantidad de gas ruso disponible para Alemania y Europa Oriental.
“Con las tropas rusas reunidas en la frontera con Ucrania y la guerra más sangrienta en Europa desde 1945 a la vista, el Presidente Joseph Biden vio los oleoductos como un vehículo para que Vladimir Putin usara el gas natural como arma para sus ambiciones políticas y territoriales”, recuerda Hersh.
De hecho, el Presidente estadounidense fue sorprendentemente explícito cuando, semanas antes de la invasión rusa de Ucrania y en presencia del canciller Olaff Scholz durante el encuentro entre ambos en la Casa Blanca, dijo que si Vladímir Putin atacaba el país vecino, “no habrá ningún Nord Stream 2”. Y lo repitió: “Lo prometo”.
Según el periodista que ha levantado la noticia, la tan explícita premonición de Biden no fue seguramente un desliz o indiscreción, como tampoco el hecho que la operación que iba a coordinar con la CIA para reventar los gasoductos fueran miembros del Centro de Salvamento y Buceo de la Marina de los EE.UU., y no del Comando de Operaciones Especiales, porque si el acto de sabotaje hubiera sido legalmente una operación encubierta, tendría que haberse comunicado al Congreso. Y el Presidente quería a toda costa evitar filtraciones sobre un operativo que había empezado a planificarse a finales del 2021.