La ampliación de la calle Imperial por el proyecto “Mejoramiento de la Av. Pablo Neruda con Simón Bolívar/Imperial”, ya significó la tala de una arboleda con más de 20 árboles.
Organizaciones ciudadanas denuncian el peligro en el que se encuentra el arbolado urbano de Temuco por los proyectos viales que están siendo desarrollados por el Serviu con autorización de la Municipalidad local.
La ampliación de la calle Imperial por el proyecto “Mejoramiento de la Av. Pablo Neruda con Simón Bolívar/Imperial”, ya significó la tala de una arboleda con más de 20 árboles que conformaban un área verde valorada por las familias, ciclistas y peatones, brindando sombra en verano, refugio de la lluvia y el viento en invierno, embelleciendo el lugar. Muchos de los vecinos y vecinas se enteraron de la eliminación de los árboles sólo cuando ya estaban demarcados para su tala. Ante esta situación, interpusieron un recurso de protección con apoyo de la organización RADA.
Una situación similar se vive hoy entre León Gallo, Hochstetter y Pablo Neruda, donde se desarrolla la ampliación de Avenida Pablo Neruda por el mismo proyecto y cuyas obras mantienen amenazados cerca de una decena de maitenes establecidos, en buenas condiciones de salud fitosanitaria.
Sin embargo, la peor parte de todo el plan vial será el soterramiento de las calles San Martín y Bernardo O’Higgins, que implica la tala de al menos árboles. Este proyecto vial, del Plan Buen Vivir, fue anunciado por la ministra del Interior, Carolina Tohá, en junio de este año, cuando vino a Temuco junto con el subsecretario de Obras Públicas, a la firma del convenio para el traspaso de los recursos públicos al alcalde de Temuco.
Alejandra Parra Muñoz, master en Planificación, University of Otago, bióloga en Gestión de Recursos Naturales y parte de Red de Acción por los Derechos Ambientales RADA, señala que en un contexto de crisis climática, estos proyectos deberían ser revisados, ya que fueron pensados hace más de 10 años. Aunque la Ley de Bases del Medio Ambiente no obliga a evaluar proyectos viales, éstos deberían voluntariamente someterse al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, tanto por el impacto a la naturaleza, como a las personas. Se hace urgente incluir además indicadores ambientales para la adjudicación de fondos públicos para proyectos viales.
¿Una ciudad para quién?
Parra añade que “todos estos proyectos viales buscan agilizar el transporte en vehículos particulares, sobre todo para la población del sector poniente de la capital regional, en desmedro de otras formas de transporte como el transporte público, la bicicleta o caminar. Agilizar el transporte privado significa aumentar la velocidad de circulación de los vehículos y reducir la transitabilidad para peatones y ciclistas. Si hoy ya cuesta cruzar calles y avenidas caminando, imaginemos cómo sería si esas carreteras urbanas llegan a ser construidas”, aclara.
“Lo cierto es que la experiencia ha demostrado que cada vez que se amplían las vías para facilitar el tránsito de vehículos privados, quienes tienen poder adquisitivo compran más automóviles y las calles terminan atochándose de igual forma, sólo en un par de años después de construidas las carreteras urbanas. Es un hecho que la población seguirá aumentando y con ello el aumento de la circulación de automóviles, si no se toman seriamente otras medidas más sustentables. Al contrario, lo que sucede cuando se quita espacio a los automóviles para abrir espacios a otros sistemas de transporte sustentables como la bicicleta, el transporte colectivo o simplemente caminar, el resultado es una disminución del parque automotriz y un aumento del transporte público, peatonal y ciclista, resultando además en reducción de emisiones de contaminantes por uso de combustibles fósiles, mejora de la calidad del aire, reducción del ruido, mejores indicadores de salud y mejor calidad de vida en general para los habitantes de la ciudad”.
Árboles v/s autos y cemento
Parra agrega que “las industrias automotrices y del cemento van de la mano, se potencian mutuamente y son de las que más aportan a la crisis climática. Los automóviles no sólo emiten gases de efecto invernadero y son responsables de la contaminación del aire por el uso de combustibles derivados del petróleo, también generan contaminantes y daños ambientales en el proceso de fabricación que involucra actividades como la minería de acero y la producción de caucho, vidrio y plásticos. La industria del cemento y el desarrollo de infraestructura vial va de la mano con la industria automotriz, generando sus propios impactos ambientales negativos. El cemento, además, aumenta la temperatura urbana en verano, provocando islas de calor e impide la absorción del agua lluvia en invierno, impidiendo así la recarga de las napas subterráneas que alimentan el sistema de agua potable de Temuco, generando además anegamientos en los lugares donde finalmente termina desembocando toda el agua que llovió sobre la superficie pavimentada de la ciudad”.
La experta añade que los árboles, en cambio, absorben co2 de la atmósfera y lo transforman en oxígeno, mejorando la calidad del aire. Además, los árboles regulan la temperatura, reduciéndola considerablemente en verano. En invierno, contribuyen como cortinas contra el viento, facilitan la absorción del agua lluvia en el suelo y proporcionan alimento y refugio a decenas de especies de aves, insectos, e incluso mamíferos nativos como el monito del monte.
La sola presencia de los árboles, aporta belleza estética a la ciudad, además de generar beneficios en la salud mental de las personas.
Los árboles generan múltiples beneficios ambientales, en cambio el aumento de autos y cemento, perjuicios.
En un contexto de triple crisis planetaria: de contaminación, de biodiversidad y del clima, ¿qué vamos a promover en Temuco? más autos, más cemento y menos árboles, claramente es dirigirnos directo a la profundización de los problemas ambientales, poniendo en serio riesgo la salud de la población, ya menoscabada por la contaminación atmosférica que vivimos hace más de una década, además de exponer a las futuras generaciones a un panorama muy deprimente.
Parra se pregunta: “¿ese es el legado que queremos dejar a quienes serán los habitantes de la capital de La Araucanía en las próximas décadas? Esperamos que no, y que las autoridades del MOP, del Minvu, del Serviu y de la Municipalidad de Temuco reformulen las inversiones, las que deben plantearse mirando al futuro, para garantizar la justicia intergeneracional, desplegando políticas públicas de largo plazo que nos beneficien a todas y todos”.
Despues son los mismos que alegan por los tacos nunca se conforman con nada