Por Gonzalo Véjar Paz, Antropólogo – Corporación ACCESO.
Un contexto donde se habla que el sistema político se encuentra en crisis de representación y de legitimidad y en donde los diferentes partidos políticos han caído en preocupantes indicadores respecto a su credibilidad y confianza, se convierte en una oportunidad de acción para organizaciones de la sociedad civil, como es el caso de la Corporación ACCESO.
El historiador Gabriel Salazar, nos dice que existe “otra política”, que no sería de representación, sino que de soberanía, siendo esta de exclusividad de los ciudadanos. Este podría ser el territorio donde diferentes colectivos podrían situarse, de acuerdo al entramado sociocultural y sociopolítico de las localidades, en donde han contemplado generar su actuar. Lo anterior, no descuidando las vinculaciones con la “política tradicional”, dada por los partidos, su orgánica y funcionamiento.
En el actual escenario, donde han surgido diversos movimientos sociales y asambleas locales y territoriales, espacios en que la ciudadanía se auto representa -haciéndose patente la crisis de representación en el sistema político y el vaciamiento y adelgazamiento del Estado– cabe entonces la necesidad de describir estos procesos, situarse con perspectiva crítica en esta coyuntura histórica y participar desde las diferentes disciplinas de las ciencias sociales.
Se trata de alternativas para construir espacios de debate y deliberación pública y crecientes grados de politización, democratización y ciudadanización, al impugnarse la arquitectura del actual orden social; una sociedad injusta que ha normalizado la concentración del poder -en los grupos económicos y la elite política- y que por tanto se requiere transformar, contemplándose nuevos horizontes utópicos y mayor cercanía entre lo social y lo político.
Se debe enfrentar por lo tanto una sociedad neoliberal que ha propiciado la despolitización y la precarización cultural, expresada en el adormecimiento de la discusión pública y la carencia de contenidos en los diálogos entre los principales actores políticos tradicionales, que suelen reducirse a escaramuzas lingüísticas de escasa relevancia. Si a ello le sumamos los indicadores de exigua comprensión lectora, el escenario en torno a nuestro repertorio cultural se torna dramático.
Desde diversas organizaciones de la sociedad civil -como la Corporación ACCESO- se tiene la oportunidad de contribuir a la revalorización de la polis; que representa interacción, debate, disidencia, conflicto, negociación, luchas de poder e intercambio racional de argumentos y contenidos.
Se puede por tanto, desde este tipo de espacios, sumarse al engrosamiento de la textura social e intentar ir más allá de lo que el sociólogo Alberto Mayol ha denominado como “el rebelde adaptativo”, sujeto que estaría en desacuerdo con las actuales reglas del juego, pero que a la vez considera innecesario, irrelevante y peligroso plantear su disenso; ya que se trataría de un individuo que se acostumbró a los acuerdos, a los consensos y no a las diferencias, a las resoluciones y no a los debates, a la adaptación y no a la protesta. En definitiva, un personaje que no reconoce el conflicto social ni las demandas públicas como legítimas.