El deseo de comenzar nuevamente unió a los inmigrantes alemanes que llegaron a Chile en el siglo XIX. Algunos de ellos decidieron dejar Alemania después los disturbios en 1848. Oros tenían la esperanza de comenzar de nuevo económicamente en las tierras que el gobierno chileno les prestó. Tenían en común el mismo idioma y su identidad alemana. Entonces, es fácil de entender que instituciones alemanas-chilenas fueran lugares para conservar y cuidar la sus tradiciones y la identidad.
La corriente nacionalista de los años 30 llegó también a los protestantes alemanes-chilenos. Por eso la iglesia fue nombrada “Deutsche Evangelische Kirche en Chile” (Iglesia Evangélica-Alemana en Chile) en 1937. La cercanía a la patria se mostró también en los estatutos. El líder de la iglesia fue nombrado desde Berlín. Según el Propst Friedrich Karle existían 1941 ocho parroquias con 19.000 miembros.
En los años siguientes se nota la integración de los alemanes-chilenos también en la iglesia.
En 1957 obtuvo la membresía en la Federación Luterana Mundial. Después de tiempos de discusión, en 1959 reconoce explícitamente su confesión luterana cambiando el nombre a “Iglesia Evangelica Luterana en Chile” (IELCH). Aunque el nombre no hace relación directa a la patria, la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD) sigue apoyando económicamente y enviando sus pastores.
Representantes de las comunidades en Frutillar, La Unión, Osorno, Santiago, Temuco y Valdivia fundaron la “Iglesia Luterana en Chile” en 1975.
Por causa de las experiencias durante los conflictos de la iglesia, especialmente entre eclesiásticos y laicos, la iglesia nueva se entiende hasta hoy día como iglesia de laicos. La dirección eclesiástica y la dirección administrativa fueron claramente divididas. Eligieron un laico como presidente de la iglesia.