Según el balance de resultados de la actividad de donación y trasplantes del año 2022.
El 2023, el Hospital Hernán Henríquez de Temuco ha duplicado los trasplantes renales según el balance de resultados de la actividad de donación y trasplantes del año 2022.
El aumento ha sido contundente, sobre todo porque, según la enfermera que es parte del equipo de trasplante de la unidad, Jennifert Soto, “el año 2022 hubo sólo cuatro donantes cadáver mientras que este año la Unidad de Trasplante se reinició con un donante vivo. El año 2020 hubo dos trasplantes y el 2021 estuvo cerrado producto de la pandemia”.
Un trasplante de riñón es un procedimiento quirúrgico en el que se coloca un riñón de un donante vivo o fallecido a una persona cuyos riñones han dejado de funcionar y deben dializarse convirtiéndose en candidatos a trasplante permanente. Para ello, el hospital cuenta con un equipo multidisciplinario de médicos especialistas en nefrología y urología, junto a enfermeras especializadas que trabajan en el programa de trasplante de riñón, para pacientes adultos y pediátricos.
Actualmente, son donantes todos aquellos cadáveres en situación de muerte cerebral. “Para la identificación y detección de donantes potenciales, ayuda la valoración de la lesión cerebral según la Escala de Glasgow. Una puntuación de seis o menos orienta hacia la posibilidad de ser donante de órganos antes que se establezca el diagnóstico de muerte cerebral”, explicó el médico nefrólogo, parte del equipo de trasplante renal, Rodrigo Cortez. “El diagnóstico de muerte cerebral debe ser establecido por médicos independientes del grupo de trasplantes para evitar un conflicto de intereses. Asimismo, se requiere la certeza de ausencia irreversible de función cerebral, que será confirmada con exploraciones neurológicas expertas, separadas por un intervalo de horas”.
Según lo expresado por el especialista, este año “hemos recibido seis donantes cadáver, o sea, pacientes que han fallecido recientemente, y uno de donante vivo. La idea es volver a empezar este año con los donantes vivos en forma más regular, ya que debemos recordar que recién estamos partiendo nuevamente. La pandemia nos retrasó, pero este año estamos nuevamente, tanto con donante cadáver, como con donante vivo activo y ocho trasplantes es un buen número para empezar”.
Agregó que “todo este procedimiento se debe hacer en forma rápida, por lo que siempre hay un equipo de turno disponible, ya que en cuanto menos horas pasen, más posibilidades de éxito hay para el receptor, por los tiempos de isquemia fría, que corresponden al tiempo desde que es extraído el órgano del paciente para dejar en unidades refrigerantes y, desde ahí hasta que se trasplanta, comienza a correr el tiempo”.