
Este ajuste, impulsado por una deuda de 6 mil millones de dólares del Estado con las empresas generadoras, ha elevado los costos hasta un 60 por ciento en algunos hogares, con incrementos escalonados que culminaron en enero de 2025.
Las familias chilenas enfrentan un nuevo desafío económico en 2025 con el alza sostenida de las cuentas de electricidad, un proceso que comenzó en 2024, tras el descongelamiento de tarifas congeladas desde 2019.
Este ajuste, impulsado por una deuda de 6 mil millones de dólares del Estado con las empresas generadoras, ha elevado los costos hasta un 60 por ciento en algunos hogares, con incrementos escalonados que culminaron en enero de 2025.
En La Araucanía, los usuarios sienten el impacto con alzas que alcanzan hasta el 39 por ciento, mientras el Gobierno busca mitigar los efectos con subsidios focalizados.
El congelamiento de tarifas, iniciado en 2019 durante el estallido social, bajo el gobierno de Sebastián Piñera, evitó un alza del 9.2 por ciento en ese momento, pero acumuló una deuda significativa con las generadoras eléctricas.
La pandemia y el alza global de combustibles en 2022 agravaron la situación, llevando al gobierno de Gabriel Boric a aprobar en abril de 2024 la Ley de Estabilización de Tarifas Eléctricas.
Esta norma descongeló los precios en tramos -junio, julio, octubre de 2024 y enero de 2025- trasladando el costo a los consumidores para saldar la deuda hasta 2035.
Aunque se implementaron subsidios para el 40 por ciento de los hogares más vulnerables, el aumento ha sido generalizado, afectando especialmente a la clase media.
A nivel nacional, el Banco Central ajustó su proyección del IPC a 4.2 por ciento para 2024, influido por el peso de la electricidad (2.2 por ciento de la canasta de consumo). Expertos, como Ronald Fischer, de la Universidad de Chile, advierten que las tarifas seguirán subiendo hasta 2027 debido al pago del “cargo MPC” (Mecanismo de Protección al Cliente), aunque podrían estabilizarse después si bajan los costos de generación renovable.
La Araucanía: un impacto significativo
En La Araucanía, el alza ha sido particularmente dura para los hogares de consumo medio (entre 180 y 400 kWh mensuales), que representan cerca del 90 por ciento de los usuarios residenciales según Empresas Eléctricas AG.
Desde julio de 2024, este grupo -clasificado como G2- ha visto un incremento del 39 por ciento en sus boletas, según datos del Ministerio de Energía presentados al Congreso. Los de menor consumo (hasta 180 kWh, G1) enfrentan un alza del 25 por ciento, mientras que los de mayor consumo (sobre 400 kWh, G3) registran un 33 por ciento.
Por ejemplo, una familia promedio en Temuco, con un consumo de 200 kWh mensuales, que pagaba cerca de 30 mil pesos en junio de 2024, ahora enfrenta una cuenta de aproximadamente 41 mil 700 pesos tras el ajuste de enero de 2025, un aumento acumulado de un 53.7 por ciento desde el descongelamiento.
En comunas rurales como Lonquimay o Curarrehue, donde el uso de calefacción eléctrica es común en invierno, el impacto es aún más notorio, agravado por la dependencia de distribuidoras como Codiner, que reportan costos de distribución altos (107.60 pesos/kWh, según Fundación Energía para Todos).