En el juicio, la Fiscalía presentó como prueba un peritaje químico que determinó que la ropa del homicida tenía manchas de sangre de la víctima.
Una tasa con agua lanzada por el condenado a la víctima. Ese fue el detonante de la riña que el 29 de julio de 2014, terminó con el homicidio del reo Gerardo Lagos Biolley, al interior de uno de los dormitorios o “carretas del módulo 3 del Centro de Detención Preventiva de Pitrufquén.
Así quedó establecido en el juicio que se desarrolló en el Tribunal Oral de Temuco en contra de Nelson Millanao Gómez, de 23 años, quien fue sentenciando a cumplir la pena de siete años de presidio efectivo, como autor del delito de homicidio simple.
La Fiscalía, representada por el fiscal adjunto Mauricio San Martín, logró acreditar que el condenado apuñaló a la víctima en distintas partes del cuerpo, en medio de una discusión que tuvo su génesis en una situación cotidiana. “La víctima le solicitó una tasa de agua al imputado, quien le lanzó el agua a sus pies, y luego de lanzó la taza, lo que dio inicio a una riña entre ambos”, señaló el persecutor.
El arma homicida no fue recuperada pues otros internos la hicieron desaparecer. Además, el “código carcelario” impidió encontrar testigos.
VOZ FISCAL SAN MARTÍN:
“Como todo homicidio que ocurre al interior de una cárcel, son hechos de difícil prueba, ninguno de los internos quiere prestar declaración en este juicio, así que lo que tuvimos simplemente fueron las declaraciones del personal de Gendarmería, quienes llegaron al lugar una vez que la riña ya había comenzado, los separaron y cuando los están separando, la víctima se desvanece y sólo minutos después, 15 minutos más tarde, murió, dijo el fiscal San Martín, quien presentó como prueba un peritaje químico que demostró que la ropa y calzado del condenado, presentaban sangre de la víctima.
El fallo del tribunal oral precisó que la pena de siete años de presidio es de cumplimiento efectivo.
Por Jaime Arancibia