Cuba y Venezuela: La agenda periodística en elecciones y su sesgo selectivo

En cada período electoral en Chile, un patrón periodístico se repite con insistencia: los candidatos que se presentan como de izquierda, enfrentan preguntas recurrentes sobre su opinión respecto a Venezuela o Cuba.

Este fenómeno quedó en evidencia, por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 2021, cuando Gabriel Boric, entonces candidato de Apruebo Dignidad y cuando se presentaba de izquierda, fue interrogado en múltiples entrevistas sobre los gobiernos de Nicolás Maduro y el régimen cubano. En un debate televisado por CNN Chile, se le preguntó directamente si consideraba a Venezuela una dictadura, una cuestión que buscaba ponerlo en una posición incómoda frente a sectores moderados. La pregunta, lejos de ser espontánea, parece diseñada para acorralar: una respuesta tibia puede interpretarse como evasiva, mientras que una crítica contundente, arriesga alienar a parte de su base progresista.

Si estos candidatos fueran de una izquierda real y convencida, podrían responder con argumentos históricos y contextualizados, defendiendo con orgullo las luchas de esos pueblos sin avalar errores. Sin embargo, muchos titubean, revelando inseguridad ideológica o miedo a perder votos, que es lo que ocurre en la actualidad con Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista, que de comunistas no tienen nada.

Por contraste, los candidatos de derecha raramente enfrentan un escrutinio similar sobre el pasado de Chile. En la misma elección de 2021, José Antonio Kast, candidato del Partido Republicano y conocido por su defensa del legado económico del dictador Augusto Pinochet, no fue cuestionado con la misma intensidad sobre las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura que dejó más de 3 mil muertos o desaparecidos y decenas de miles de torturados, según el Informe Rettig.

En entrevistas en canales como Mega o Chilevisión, Kast pudo eludir preguntas directas sobre la represión de la dictadura, mientras los moderadores se enfocaban en temas como seguridad o migración, áreas donde su discurso resonaba con facilidad.

Este silencio no parece casual. Sugiere una complicidad implícita entre la prensa del establishment y la derecha, que evita que sus candidatos enfrenten un pasado incómodo que ocurrió en nuestro propio país.

En el contexto de las elecciones presidenciales de este 2025, este patrón persiste. Por ejemplo, posts en X muestran que Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista, fue interrogada en CNN Chile sobre si consideraba a Cuba una dictadura, generando reacciones por su respuesta afirmativa. Sin embargo, no hay registros equivalentes de candidatos de derecha, como Evelyn Matthei o Johannes Kaiser, enfrentando preguntas insistentes sobre el golpe de 1973 o las políticas represivas de Pinochet, a pesar que aún justifican ese período.

Esta doble vara mediática distorsiona el debate público y perpetúa una narrativa que beneficia al establishment. Mientras la llamada “izquierda” chilena es empujada a debatir realidades extranjeras, la derecha elude responsabilidades históricas locales. En tiempos de elecciones, la prensa debería equilibrar sus cuestionamientos, exigiendo a todos los candidatos rendir cuentas sobre el pasado y el presente de Chile, no perpetuar un juego de preguntas selectivas que favorece a unos pocos.

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